He parado el tiempo cruzando tu mirada para observar que me gustan las pequeñas cosas ya que son las que me hacen más feliz. Me gusta despertar acurrucados bajo el edredón entre abrazos y sueño. Me gustan las caricias y los besos llenos de cariño, ternura o pasión. Me gustan los abrazos urgentes de amor. Me gustan esas tardes de película en el sofá a tu lado. Me gusta una conversación interesante sobre lo humano o lo divino, sobre los sueños que aun están por llegar, sobre la luz de imágenes que nos transportan a volar por la infinidad. Me llena de alegría la magia de una imagen ofreciendo la señal de un ángel. Me encantan esas letras amigas que me arropan traspasando la distancia a través de un cielo azul intenso para hacerme sentir cosquillas confidentes de amistad. Me gustan las historias reales pero también los cuentos de hadas donde se funden recuerdos alegres que me iluminan y recuerdos tristes que me hacen más fuerte. Así voy desnudando mis pensamientos ya que no puedo vivir sin los sueños, sin la ilusión, sin el último escalón de magia. Soñando y degustando los pequeños grandes detalles sobrevuelo y supero la vida acortando el espacio tiempo que nosotros llamamos infinito. El mundo necesita sueños y magia, imágenes y belleza, rosas y no espinas, puentes y no muros, paz y no guerra, amistad y no enemistad, amor y no odio, por eso alzo la mirada porque se que siempre hay un estrella que seguir, una esperanza que alcanzar. Si hay sueños que se derrumban construiré unos nuevos buscando luz en mi ventana prometiéndome un arco iris prestado para volver a comenzar.

Si, degustando con esmero los detalles, siempre me podré alimentar con la sonrisa de todas las personas a las que quiero.